A todos nos gusta tener una extensa librería en casa para poder acudir a ella cuando lo deseemos o incluso para sentirnos orgullosos cuando recibimos visitas. Pero la realidad es que si acumulamos muchos libros, la falta de espacio suele ser una constante, y hay que buscar espacios menos visibles para esos libros que menos se consultan.
Si no sabes cómo guardar tus libros y que queden protegidos de factores externos que pueden dañarlos, presta atención a las siguientes recomendaciones.
Cuidado con el polvo
El polvo es el gran enemigo para la integridad de los libros. Las estanterías son siempre mejor opción que las cajas, pues en ellas están más aireados. En cambio, en cajas cerradas se acumula mucho polvo y limpiar los libros implica mucho trabajo, además de tener que sacarlos de uno en uno.
Almacenarlos en sitios frescos y secos
A los libros les sucede como a muchos alimentos, que hay que mantenerlos en lugares frescos y secos. Cuando la humedad ataca a los libros los acaba deformando y alterando su tinta, lo que los hace inutilizables en el futuro. Por otra parte, a mayor humedad, más proliferación de hongos que se comen, literalmente, los libros.
El sol es también un enemigo
El sol no es tan problemático como el agua, pero también implica riesgos. Habitualmente en los trasteros no hay problemas de incidencia directa de los rayos solares, pero si esto ocurre hay que evitarlo, pues puede ir alterando el color de las páginas, que se vuelven más amarillentas. A menudo no es un problema estructural, pero sí de carácter estético.
Los libros, siempre de pie
Un último consejo es guardar tus libros siempre de pie, de modo que no se presionen ni se deformen entre ellos. Esto nos lleva a colocar libros que tengan un tamaño similar, tanto en número de páginas como en formato, juntos entre sí.