Cuando hay que realizar una mudanza es tan importante la integridad de los pequeños objetos como la de los grandes. En ocasiones, los muebles caen en el olvido cuando se trata de protegerlos de cara a un desplazamiento. Algunos de ellos son desmontables, lo que facilita esta tarea, pero otros no ofrecen esa facilidad, de modo que se hace casi imprescindible consultar con una empresa de mudanzas. Hoy explicamos cómo proteger mis muebles en una mudanza.
¿Qué pasos seguir?
Si muchos muebles son desmontables, la tarea se vuelve más sencilla, siempre que se tenga cierta capacidad para el bricolaje. En cualquier caso, en muchas empresas de mudanzas cuentan con herramientas básicas para hacer más cómodo este trabajo, luego ahí ya encontramos una respuesta a cómo proteger mis muebles.
Si optamos por la vía de contratar una empresa de mudanzas es importante que sean ellos quienes se encarguen del embalaje para contar así con la suficiente garantía. En caso de que seamos nosotros mismos los que embalemos los muebles, estaremos impidiendo a los trabajadores consultar el estado real de los enseres a transportar.
Forrar los muebles de playo
Un segundo consejo para proteger mis muebles es echar mano del playo, un plástico adherible que se sitúa en la superficie del mobiliario para protegerlo de ralladuras o de la apertura de puertas y cajones. Este elemento, unido a las colchoneas mudanceras, reducen el daño estructural en caso de golpes.
Los muebles más pequeños no necesitan ser desarmados en muchos casos, basta con las protecciones comentadas. Pero si toca desarmar, hay que hacerlo con tiempo, no esperar a última hora, para ganar en optimización, en seguridad y en nervio.
Guardar todo bien ordenado
Para los muebles que se desarman, conviene no perder ningún tornillo ni tuerca, pues de lo contrario el montaje posterior resultará casi imposible. Lo mejor en estos casos es guardar las pequeñas piezas en bolsas o cajas separadas y etiquetadas con el nombre del mueble al que pertenecen.