Enfrentarse a un proceso de mudanzas es siempre estresante, pero esta situación se agrava cuando hay mascotas en casa. Organizar una mudanza con animales implica tenerlos a ellos muy en cuenta, pues posiblemente se sientan inseguros e incómodos en el nuevo escenario.
En cualquier caso, existen algunas dinámicas o consejos que son de gran ayuda en caso de tener que realizar una mudanza con animales domésticos.
Antes de la mudanza
Un primer paso clave es buscar un nuevo veterinario si el nuevo domicilio está muy alejado del anterior. Además hay que asegurarse de que el animal lleva placa para que sea identificable en caso de que se pierda.
Si la mudanza obliga a un largo desplazamiento, lo mejor es transportar al animal en un transportín y para ello habrá que habituarlo en casa a este proceso, introduciendo juguetes en él y que, si es posible, duerma en él junto con una manta o un cojón mullido.
Durante la mudanza
El día de la mudanza hay que estresar lo más mínimo a la mascota, estar preparado para que pueda ponerse nerviosa y, siempre que sea posible, alejarla de situaciones de ajetreo, para que conviva con cierta normalidad con el proceso. Finalmente, el animal doméstico ha de ser el último en ser trasladado, cuando ya todo haya sido amueblado. En el tiempo de transición puede quedarse con algún familiar con el que tenga confianza o con un cuidador.
Después de la mudanza
Ya en la nueva casa, cuando se ha puesto fin a la mudanza con animales, es importante que se adapte a los nuevos escenarios. Es posible que tenga un comportamiento un poco más esquivo y que lo huela todo, o que incluso se orine en algunos rincones, pero no hay que recriminarle en exceso estos actos.
La paciencia es fundamental, así como estar más al tanto de posibles intentos de escape, no porque quiera abandonar el nuevo hogar, sino porque echa de menos la situación anterior. Con el tiempo acabará haciendo de la nueva vivienda su casa, pero hay que permanecer muy atentos a estas situaciones.