Tras el Día de Reyes, el 6 de enero, a las familias les toca guardar los adornos de Navidad a buen recaudo para que estén disponibles para el siguiente año en perfecto estado. Hoy os proponemos algunos consejos para realizar esta tarea de la manera más eficiente posible.
Cómo guardar luces, abalorios y adornos navideños
Los abalorios y objetos pequeños podemos almacenarlos en cajas de tamaño medio compradas para tal uso o bien aprovechar para ello cajas de zapatos. Las guirnaldas, además, debemos guardarlas en bolsas de plástico para que no se enreden entre sí. Estos adornos, junto con las luces y las serpentinas, se pueden enrollar, pero hay que mantener también un orden, para facilitar su apertura en la próxima Navidad.
Cuidado con la humedad
Otro aspecto importante es guardar los adornos de Navidad es un espacio seco, alejado de fuentes de humedad. Una recomendación es incluir en cada caja o bolsa con decoración, una bolsita de gel sílice.
Las coronas, estrellas y plantas de muérdago se guardan en cajas de tamaño mayor, con plástico de burbujas a su alrededor para protegerlas bien. Si no disponemos de cajas, otra solución son los contenedores de plástico transparente, que además son muy útiles en el momento de identificarlos. Del mismo modo, las cajas deben llevar una etiqueta para saber qué contienen.
Las figuras del Belén
El nacimiento, tan popular en España como el árbol de Navidad y los adornos, o incluso más, es también un elemento muy delicado. Cada figura, especialmente si son de mucho valor, han de guardarse individualmente en cajas pequeñas o bien agrupados pero con plástico de burbujas entre ellos.
Todos los objetos deben estar protegidos de la humedad y las temperaturas extremas, bien identificados y siempre a mano, para poder acudir a ellos en la siguiente Navidad sin perder la paciencia.